Si tuviera que destacar uno de los muchos gráficos que han estado de moda para los analistas durante la semana sin duda alguna escogería este.
Es una tabla donde se compara el IPC y el nivel de tipos de interés de la FED en cada uno de los ciclos de subidas de tipos que hemos tenido desde la anterior crisis inflacionista de los años 70.
El gráfico es demoledor, porque se llega rápidamente a una conclusión:
Como ven, sin ninguna excepción, las subidas de tipos nunca se han detenido hasta que los tipos de la FED estaban por encima del IPC.
Y claro ahora el IPC está en el 8,5%, mientras que los fondos federales están al 2,5%. Bien es cierto que todo el mundo descuenta que se llegará al 4%. Pero se necesitaría que la inflación bajara a menos del 4%. Y eso parece utópico, ni este año, ni el que viene.
Hartnett en su paper de esta semana dice claramente que eso es imposible y que él estima que en 2024 nos llevaremos la sorpresa de que los tipos estarán por encima del 4% porque la inflación no habrá bajado tanto.
McElligott dice exactamente lo mismo, que la inflación será mucho más pegajosa.
Por lo tanto que cada uno haga sus cuentas. Esta claro que en esta ocasión la ecuación de que o los tipos están por encima de la inflación o no se paran, se va a volver a cumplir.
La velocidad más o menos de subida de tipos de la FED está clara, pero ahora todo depende de la inflación. O baja relativamente rápido o tenemos subida de tipos para largo y además muy por encima de lo que descuenta el mercado.
Cada uno debe hacer ahora su propio análisis, pero la clave a medio plazo está en el IPC. Da muestras de haber tocado techo en EEUU, para nada en Europa. Pero una cosa es tocar techo y otra bajar rápido. ¿Saben cuál es el problema de fondo? Que los bancos centrales no drenan liquidez realmente. La rebaja de balance de la FED es homeopática 100.000 millones desde marzo, para un balance de 9 millones. Y con el BCE ni les cuento, euroesclerótico total.
José Luis Cárpatos