Impresionante cifra. Mientras los políticos, empezando por el BCE y terminando por los nacionales se autoaplauden por lo bien que dicen que va todo y porque en sus bolas de cristal les ha salido que el año que viene la inflación se desploma. Además los posos del café y el tarot lo ha confirmado. Los datos macro no, pero eso es cosa poco seria.
El mercado parece enajenación mental transitoria, cegado por los flujos de dinero que entran, por la estacionalidad de fin de año, pero está ignorando que esto solo tiene dos soluciones. O el IPC estalla por los aires y se lo lleva todo por delante o son las empresas las que implosionan por qué no pueden repercutir la brutalidad de la subida de los costes.
Las dos soluciones son bastante malas. Y no estamos exagerando. Tenemos la suerte de estar en contacto con multitud de empresarios de todos los sectores y de tener muchos lectores y amables escuchantes que dirigen empresas.Y nos están contando brutales subidas de sus costes. En todas las ramas, de las ramas industriales a las hosteleras. Desde la pintura, la madera, la carne o la bebida. Todo.
Incluso un miembro de mi familia que trabaja en el sector industrial me comentaba hoy que traer un contenedor desde Asia le ha costado hace poco 20.000 $ nada menos más del triple que hace pocos días. Casi 20 veces que hace unos meses. Y el mercado sigue cantando aquello de ¡viva la pepa¡.
En otro orden de cosas las empresas que vienen de sufrir muchísimo con el COVID puede que estén en otro nuevo momento muy delicado por todo esto del aumento de costes. Los gobiernos deberían ser extremadamente cuidadosos en no complicarle más la vida a las empresas ya sea impositivamente o con otras reglas laborales o de cualquier otra índole que puedan repercutir muy negativamente en el empleo.
Se va a decir que el dato está distorsionado por la energía. Es exactamente lo mismo que se dijo en los 70, luego durante años con distorsión o sin ella la inflación causó una grave crisis.
José Luis Cárpatos