Por Francesco Canepa
FRANKFURT, 26 de junio (Reuters) – Una cláusula oscura en los contratos de bonos gubernamentales podría ayudar al Banco Central Europeo a superar un obstáculo clave para el lanzamiento de un nuevo programa de estímulo al permitirle poseer aún más deuda pública, según funcionarios del banco central.
Con la disminución de las perspectivas de crecimiento y de inflación de la zona euro, el presidente del BCE, Mario Draghi, ha insinuado con fuerza la necesidad de más monetarización en forma de recortes de los tipos de interés o de nuevas compras de activos.
Pero después de haber aspirado 2 billones de euros (2,27 billones de dólares) en bonos del sector público en los últimos cuatro años, el BCE tiene poco margen para comprar más, si quiere respetar la prohibición autoimpuesta de poseer más de un tercio de la deuda de cada país.
Este llamado límite del emisor tiene por objeto evitar que el BCE se convierta en una «minoría de bloqueo» si un país solicita la reestructuración de su deuda y sus tenedores de bonos tienen que votar al respecto.
Este límite ya se vislumbra en jurisdicciones más pequeñas, como Finlandia, los Países Bajos y Portugal, lo que reducirá la potencia de fuego del BCE si lanza un nuevo programa.
Sin embargo, según las posibles soluciones estudiadas por el personal de los 19 bancos centrales nacionales de la zona del euro, esta limitación podría verse eludida si se privara a los bancos centrales de sus derechos de voto, según dos fuentes familiarizadas con el asunto.
Esto se haría a través de una cláusula, conocida como «privación del derecho de voto», que excluye de los votos a los tenedores de bonos directamente relacionados con el emisor de un bono.
De este modo, el BCE y los bancos centrales nacionales que realizaron la mayor parte de las compras de deuda pública del programa anterior podrían rebasar el límite del emisor y evitar participar en cualquier votación sobre la reestructuración de la deuda.
Un portavoz del BCE se negó a hacer comentarios.
El presidente del BCE, Mario Draghi, dijo la semana pasada que el banco central tenía «flexibilidad» dentro de su mandato, añadiendo que una nueva centralización por parte del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas sobre sus compras de bonos le daba «una amplia discrecionalidad… en el uso de todas (sus) herramientas de una manera necesaria y proporcionada».
DERECHOS DE VOTO
La lógica de la supresión de los derechos de voto de los bancos centrales se basa en la premisa de que no tendrían libertad para votar a favor de asumir una pérdida en sus tenencias, ya que ello equivaldría a financiar directamente al gobierno que emitió esa deuda.
Esto está prohibido por los Tratados de la UE.
Esta interpretación de la cláusula de privación del derecho de voto aún no había sido debatida por el Consejo de Gobierno del BCE y era probable que se enfrentara a la oposición por motivos jurídicos y políticos.
Para empezar, el organismo de la UE que supervisó la introducción de esta y otras Cláusulas de Subasta Colectiva (CCS) en 2012 dijo que, en ese momento, los bancos centrales nacionales eran un buen ejemplo de una institución estatal que debía mantener sus derechos de voto.
«Los bancos centrales nacionales de la zona del euro gozan de autonomía de decisión», dijo en su momento el Comité Económico y Financiero de la UE. «Sus tenencias de estos valores estarán autorizadas bajo el modelo CAC», agregó.
El comité, cuyos miembros incluyen representantes de los gobiernos, de la Comisión Europea y del propio BCE, también dijo que los tenedores de bonos no deberían ser excluidos debido a la supuesta previsibilidad de su voto.
Bajo las reglas de CAC, los cambios importantes en los términos de un bono, como el recorte de pelo o la extensión del plazo de vencimiento, deben ser aprobados por el 75% de los tenedores de bonos presentes en una reunión en la que se reúnan al menos dos tercios de los acreditadores.
En segundo lugar, algunos responsables de la política monetaria del BCE se oponen a la idea misma de que la deuda de un país sea tan grande que difuminaría la línea entre estimular la economía de la zona del euro y financiar a un gobierno, aunque sea indirectamente.
Esta ha sido una objeción de larga duración de los opositores al programa de compra de bonos del BCE en países más ricos como Alemania, que temen que se convierta en una herramienta para financiar a sus vecinos endeudados del sur de Europa (1 dólar = 0,8804 euros).
(Editado por Alison Williams) Traducido por www.serenitymarkets.com