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El BCE fue el primer banco central con mucha diferencia que hace cerca de un año avisó de que el pico máximo de crecimiento del ciclo actual había quedado atrás. Y acertó. Sus economistas fueron muy finos en el cálculo.
Pero eso no tenía nada de raro, era normal y no tenía que significar para nada una recesión ni una crisis económica. Simplemente que pasábamos a una fase de enfriamiento o más lenta nada más.
Y entonces llegó Trump.
Decidió que debía enfrentarse a China y que la mejor manera era hacer lo mismo que había hecho con Canadá y México. Ponerles duros aranceles que al final les hacían ceder y aceptar todas sus pretensiones.
Aplicó la misma fórmula a China sin escuchar a sus asesores que le advertían que China era la segunda superpotencia mundial y que la batalla no iba a ser tan fácil.
Empezó la guerra.
China se enfrió a toda velocidad, empezando por el sector de manufacturas. China contra atacó y secó por completo las compras a EEUU. El dinero que le entraba por los aranceles lo perdía teniendo que subsidiar a los agricultores y ganadores que se iban a la ruina ante la falta de las compras de China. Además los aranceles los pagaban en realidad las empresas y los consumidores.
Las curvas de tipos dieron el aviso definitivo en marzo. Se invirtió la curva de 3 meses y 10 años. Hasta ahora desde hace décadas las inversiones de curvas de tipos siempre han avisado de recesión.
Trump lo sabía aunque jamás lo reconocía ya que su fórmula siempre es el populismo más descarnado. Intentó presionar a la FED como medida que podría compensar el enfriamiento que venía por la guerra comercial. Pero la FED se resistía y se resiste, muy despistada y desconcertada sin tener claro en que parte del ciclo económico estaban.
El enfriamiento de manufacturas de China se contagió a Europa, a los tigres asiáticos, a todo el mundo y finalmente hoy hemos visto que también a EEUU.
Este enfriamiento de manufacturas por la guerra comercial se está contagiando a servicios. A nivel global los indicadores de este sector ya han bajado mucho, aunque aún no han entrado en zona generalizada de contracción, pero lo harán. Es cuestión de matemáticas.
Ahora todo está en manos de Trump. O pone fin a la guerra comercial o arrastrará al mundo a la recesión global y a él le costará la reelección, porque casi ningún presidente en la historia moderna ha conseguido ganar en segundo mandato en recesión.
Por lógica podríamos pensar que Trump, hará algo, pero eso está por ver. Él no para de decir que sabe que hace daño a la economía a corto plazo, pero que los beneficios a largo serán enormes. Pero le está echando un pulso a alguien tan fuerte como él. Alguien que tiene más de un billón de dólares en deuda de EEUU. Alguien que puede mandar su divisa a donde quiera (por baja) sembrando el caos…
Todo por tanto en manos de Trump…
Bobby Axelrod