En una nota reciente se han reiterado en su previsión dada ya el año pasado de que en este ciclo la inflación va a subir por encima del consenso. Dicen que esto sucederá porque el consumo privado va a estar más fuerte de lo que se cree.
Aquí tienen su previsión que no puede ser más clara:

Es decir este mismo año llegaría el PCE Core al 2% y el año que viene se mantendría sostenidamente por encima del 2%. Pocos bancos de inversión piensan esto, si aciertan esto podría tener muchas consecuencias sobre los mercados de bonos, la bolsa y evidentemente sobre la QE.
Hay que recordar que el PCE Core es una cifra de inflación que se deduce de la publicación mensual de gastos personales. La FED prefiere esta lectura y la considera más fiable que la del propio IPC.
En el gráfico siguiente y para apoyar su tesis muestran un dato interesante, los gastos personales de consumo han recuperado ya más del 97% del nivel en que estaban antes de la epidemia:

Hay que recordar como hemos mostrado en otros gráficos que por sorprendente que parezca el ingreso medio del particular de EEUU es ahora mucho más alto que en períodos normales, por las brutales inyecciones de dinero y ayudas que se han realizado.
Vean igualmente este otro gráfico de Morgan Stanley

Desde luego hay que tener clara una cosa, si hay algo que pueda pinchar la burbuja de activos que tenemos es que la inflación suba más de lo previsto, provocando una reacción en cadena en unos mercados a los que no les gustaría nada esta posibilidad.
Morgan Stanley al final de su estudio no descartan que la inflación pueda subir más rápidamente de lo que han previsto, ojo a las consecuencias que comentan que esto podría conllevar, cito textualmente:
«Una trayectoria de inflación acelerada «inestable»: Somos conscientes de que los riesgos al alza para las perspectivas de inflación podrían intensificarse, en particular si el proceso de inflación se vuelve más dinámico de lo que suponemos en nuestro caso base.
Las cuestiones clave son, en primer lugar, la incertidumbre en torno a la tasa natural de desempleo en este ciclo y, en segundo lugar, el apetito de riesgo del sector privado. Si la reestructuración acelerada de la economía significa un mayor NAIRU, las políticas altamente reflacionarias llevarán a que las presiones salariales y de inflación aparezcan antes. Además, un ritmo más rápido de reapertura, ayudado por los avances positivos en el frente de la vacuna, también reavivará el apetito de riesgo del sector privado. Con un telón de fondo de política monetaria acomodaticia, esto podría traducirse en un aumento más rápido de la creación de crédito y de la demanda agregada, lo que también impulsaría al alza la inflación.
En ese escenario, la inflación podría pasar a un camino «acelerado». Indicaciones de que
La inflación podría cruzar el 2,5%, lo que podría dar lugar a un cambio notablemente agresivo en las expectativas de la política de la Reserva Federal, con el consiguiente potencial de volatilidad en los mercados financieros, especialmente si las medidas de las expectativas de inflación basadas en el mercado se desanclan al alza.
Además, las preocupaciones sobre la sostenibilidad de la deuda pública se han mantenido en suspenso
precisamente por la expectativa de que los tipos de interés reales se mantengan más bajos durante más tiempo.
Si la inflación incita a la Reserva Federal a adoptar una postura política más agresiva, el aumento de los tipos reales volvería a poner de manifiesto estas preocupaciones, lo que a su vez podría dar lugar a un endurecimiento adverso de las condiciones financieras. Este es un riesgo que, según nuestras conversaciones, no ha sido destacado»