Los datos de esta semana han arrojado un poco de agua fría sobre lo que parecía ser una señal positiva emergente en el sector industrial.
La intensificación de la guerra comercial en agosto y las subidas de los aranceles en septiembre están dificultando el discernimiento entre la señal y el ruido, así como los efectos transitorios de acontecimientos más duraderos.
Durante los últimos meses hubo indicios de que la industria podría haber alcanzado un punto de inflexión.
Sin embargo, los índices de precios al consumidor de la industria manufacturera del martes decepcionaron, ya que tanto la zona euro como Japón fueron mucho más débiles de lo previsto.