Un
estudio interesante.
Está realizado por los profesores de la Universidad de Richmond, Tom Arnold,
John Earl y David North.
Se han entretenido en ver todas las portadas o noticias principales desde 1983
a 2002, de las conocidas y prestigiosas revistas de EEUU, Business Week,
Fortune y Forbes.
Han extraído los diferentes valores que se recomendaban en cada número de estas
publicaciones y los valores que eran mal considerados, y a continuación han
visto cuál era la rentabilidad del valor. Las conclusiones son claras:
– Una recomendación positiva significa de media ganancias en el corto plazo
para los valores.
– Una recomendación negativa significa de media pérdidas en el corto plazo para
los valores.
Queda claro que las revistas poderosas mueven mercado en el corto plazo con sus
recomendaciones, pero lo curioso del estudio viene ahora:
– La conclusión final a la que llegan tras las oportunas pruebas estadísticas
es que cuando un valor aparece en una de estas revistas, de media, en poco
tiempo da por terminada una tendencia muy fuerte, que le ha llevado a aparecer
en la revista porque estaba en un punto extremo.
– La aparición de un valor en la portada de estas revistas es de media, según
los profesores de Richmond, un indicador contrario en el medio plazo
Ya ven hay que andarse con cuidado, aunque sí mueven en el corto plazo, lo que pasa es que el descuento de lo que dicen los medios en el corto es tan rápido que difícilmente es aprovechable, la mayoría de las veces lo encontraremos de gap de apertura.
Pasemos a otro tema.
En nuestro mundo económico, un caso típico son los exageradísimos sueldos que tienen los directivos de muchas grandes empresas
Los
altos directivos que pasan 12 horas en una oficina y ni viven ni duermen,
luchando por la compañía, aún tienen pase, pero si calculáramos lo que ganan
algunos consejeros por minuto presentes en las oficinas de la empresa, nos
saldría un disparate de magnas dimensiones. En algunas ocasiones los sueldos
son tan altos que en la época de la burbuja.com llegaron a suponer la riqueza
más floreciente y retorcida para los directivos y la ruina vil para los
accionistas. Esto es un abuso que nadie tiene ningún interés en parar,
porque… a ver quién le pone el cascabel al gato.
Tras la gran crisis iniciada en 2007, se han intentado muchas medidas para
paliar estos abusos en muchos países, pero no da la sensación de que se haya
conseguido, salvo en casos contados. Especialmente elevadas las pensiones de
jubilación doradas de algunos directivos de bancos españoles.
En esta línea de pensamiento me ha parecido realmente muy curioso un estudio
publicado hace unos años en EEUU y del que se hacía eco un artículo de Daniel
Gross en la web de EEUU Slate hace algún tiempo.
El estudio está realizado por los profesores David Yermack de la Universidad de
Nueva York et Crocker Liu de Arizona y se llama algo así como ¿dónde están las
mansiones de los accionistas? en clara alusión a ese libro tan famoso hace algunos
años que se llamó ¿dónde están los yates de los clientes?
No se les ha ocurrido otra cosa que comprobar a base de investigaciones
bastante complicadas, pues no es un dato fácil de obtener, donde vivían 488 de
los 500 presidentes de cada compañía del S&P 500. Los resultados son más
que curiosos.
Lo pueden encontrar al completo en inglés en este enlace, vamos a comentar lo
más destacado.
http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=970413
1- Lo primero que se ve es que, como era de esperar, viven bien. La casa media
de presidente de compañía del S&P 500 tienen 1.600 metros cuadrados, 11
habitaciones, y 4,5 cuartos de baño por casa. El precio medio de cada casa,
casi siempre unifamiliares es de unos 3 millones de dólares comparado con el
precio medio de una casa de EEUU que es a nivel nacional de 274.000 dólares.
Las casas tienen de media 17 años de antigüedad y fueron compradas de media
poco más de un año antes de su acceso al cargo.
2- Un 44 % de la casa la financian con préstamos y un 32% con ventas de
acciones de su compañía.
3- Si la casa la compran después de ser nombrados presidentes, ésta es más
grande , 13.1 habitaciones, y casi 4 millones de dólares de valor de mercado.
Las casas según fotos aéreas tienen como elementos comunes, piscinas, pistas de
tenis, jardines, saunas anexas, casas de invitados o de guardeses.
Pero ahora viene lo interesante:
Resulta que se estudia a continuación de forma detenida la correlación entre el
tamaño y precio de la casa y la cotización de las compañías de los presidentes,
y se encuentra que por ejemplo en el 2005, los valores de las compañías cuyos
presidentes viven en mansiones más suntuosas y muy por encima de la media de
los otros presidentes, lo han hecho de media un 3,35 % peor que los de las
compañías de los presidentes que viven en casas por debajo de la media.
Y más interesante aún, los casos más extremos, es decir, los presidentes que
viven en las mansiones más caras de todos, con un mínimo de 3.000 metros
cuadrados de mansión, lo hacen peor sus compañías en 2005 ¡un 7%! que los de
las compañías de los presidentes que viven en las casas más modestas del
segmento.
Cuando un presidente compra una mansión (y para ello suele vender sus propias
acciones) su acción tiende a hacerlo peor, al ritmo de casi el 1,25% al mes.
Datos muy curioso, realmente curiosos, y que dan totalmente pie a ese título
que los autores del estudio han dado: ¿dónde están las mansiones de los
accionistas?…