Vivir de rentas, o por lo menos generar las suficientes para vivir más cómodamente. Un sueño para mucha gente y un objetivo concreto para algunos inversores. Llega un punto en la vida de los inversores en los que deja de tener sentido aportar y ya se entra en fase de recoger lo sembrado, lo que te puede llevar a cambiar tu objetivo hacia la generación de rentas.
Pero, ¿Cómo hacer? ¿Es posible construir una cartera que nos genere rentas anuales?
En este post quiero comentar las diferentes alternativas, con sus pros y contras, para construir una cartera que te genere rentas de la forma más eficiente posible.
¿Qué entendemos por generar rentas?
Para comenzar debemos sentar las bases y entender qué son las rentas. Sé que parece algo básico, pero hay varios mitos que debemos romper ya que hay vida más allá de los dividendos.
A mi modo de ver, una renta es cualquier ingreso que reciba una persona desde su cartera de inversiones hacia la cuenta del día a día o gasto. Algo así como sacar de la caja fuerte para meterlo en la de “gastable”.
Por tanto, no es correcto pensar que únicamente los dividendos de una cartera son una renta. Tampoco es correcto pensar que una renta es únicamente sacar los beneficios de ese año. El simple hecho de “consumir” el capital es una renta.
Pensemos en una persona mayor de perfil defensivo que tenga 200.000 € y necesite sacar 10.000 € anuales para vivir más cómodamente. Esa cantidad es una renta que le genera la cartera, sin importar que sea mayor que los beneficios que pueda tener ese año. Esto también es aplicable a los inversores agresivos, incluso en años donde la cartera genere pérdidas con las inversiones.
Este pequeño detalle cambia todo y abre un gran abanico de posibilidades a los inversores más allá de tener una cartera de dividendos. Ahora, veamos las opciones.
Inversión en dividendos, lo más común y quizás no lo ideal
Esta estrategia requiere poca presentación al ser la más común y antigua en el mundo de las inversiones.
Consiste en tener una cartera compuesta por empresas que tengan capacidad para generar dividendos anuales de forma estable. Al tener una cesta de diferentes empresas el inversor acaba recibiendo unos ingresos anuales relativamente estables por su cartera.
Este ingreso recurrente (según el calendario de dividendos de la misma) genera ingresos continuados en la cuenta del inversor que podrá utilizarlos o reinvertir la parte que considere en la misma cartera para así ir incrementando la cantidad a ingresar.
Hay ríos de tinta escritos sobre los pros y contras de este tipo de inversión, así que solo comentaré algunos puntos clave.
Lo primero es recordar que el dividendo se resta del valor de cotización. No es un beneficio o ingreso extra, es una forma de sacar valor de la empresa para meterlo en la cuenta de los inversores. Por tanto, es algo así como pasar tu propio dinero de un bolsillo (el de las inversiones) al otro (la liquidez).
Así que si el Santander, Telefónica o cualquier otra te da un dividendo del 5%, tienes que pensar que te lo han restado del valor invertido que tienes en ella, siendo la revalorización real de la inversión la suma entre el dividendo y el alza (o caída) de la cotización.
Eso sí, hay otro caso curioso. Piensa en un año en el que nuestra cartera nos de un 5% de dividendos pero su valor caiga, por ejemplo un -15%. Significa que ese año hemos perdido dinero pero seguimos generándonos renta. Por tanto, como decíamos al principio, no es necesario tener un beneficio para considerarlo renta. Es el hecho de “autopagarnos” con nuestras inversiones.
Aquí lo interesante, y por romper una lanza en favor de esta inversión, es entender el tipo de empresa que estamos comprando, ya que en general las empresas con capacidad para pagar dividendos de forma sostenida, elevada y durante mucho tiempo (décadas) suelen tener una serie de virtudes. Estas características las convierten (insisto, en general) en empresas sólidas y estables, algo que atrae a cierto tipo de inversores.
En resumen, la realidad es que un dividendo es quitar valor de tu parte invertida para meterlo en tu bolsillo. Teniendo claro este punto hay que preguntarse… ¿es la fórmula más eficiente para generar rentas?
Foco en la cartera, retorno y relación rentabilidad-riesgo
Una vez aceptamos que una renta no es un dividendo, debemos pensar cuáles son las opciones más eficientes para generar ingresos periódicos.
Insisto, la búsqueda del dividendo te limita muchísimo la variedad de opciones. Esto se debe a que únicamente podemos invertir en Renta Variable y más concretamente solo en empresas que repartan dividendos elevados y de forma sostenida. Esto es literalmente una gota en el océano.
Y aquí vamos a ver la tesis central de este artículo. Lo más eficiente NO será nunca tener una cartera que invierte únicamente en un tipo de activo (renta variable) y concretamente en un nicho de mercado como son las empresas de dividendo.
Puedes conseguir carteras más rentables, más estables o con mejor relación-rentabilidad riesgo usando todas las opciones a tu disposición.
Y pensarás, ¿pero dónde está mi renta? Ahora vemos cómo crearla, y encima, a tu medida.
Construir tu cartera ideal con fondos de reparto
En este punto la cantidad de opciones se dispara. Puedes invertir literalmente en cualquier tipo de activo, con cualquier nivel de riesgo y estilo de inversión.
En este punto toca introducir qué son las clases de reparto (también llamadas de distribución). Son clases que tienen los fondos y te envían a tu cuenta ingresos periódicos, lo mismo que las acciones de dividendo. La cantidad y periodicidad ya depende del tipo de fondo, pero lo importante es que conozcas esta alternativa si para ti es importante ver “ingresos” en tu cuenta. Hay fondos con filosofía de inversión centrada en la generación de rentas (manteniendo ese perfil defensivo)… pero también cualquier otro tipo de fondo sin importar su filosofía de inversión.
Por tanto, puedes mantener tus fondos Growth favoritos, a los gestores Value que te dan confianza o añadir otros tipos de activos como fondos de oro, materias primas, renta fija… lo que quieras. Con esto conseguirás una cartera más rentable y robusta sin renunciar a la renta.
Esto es interesante si ya tienes una cartera con la que estás cómodo es posible que puedas crearte una renta sin hacer cambios.
De hecho, ¿Quieres seguir teniendo acciones de dividendo? ¡Puedes hacerlo! Solo tienes que buscar fondos enfocados a encontrar este tipo de empresas e invertir en las mejores del mundo. Que por cierto, probablemente estos fondos que gestionan miles de millones, tienen gestores reputados y los mejores analistas del mundo obtendrán mejores resultados de los que tendrías por tu cuenta. Si quieres seguir invirtiendo en empresas de dividendo…¿no será mejor hacerlo así?
Date un momento para pensar esto, sobre todo si pensabas que la única (o la mejor) forma de obtener rentas o dividendos es invertir por tu cuenta en empresas de dividendo. Hay vida más allá de este nicho de mercado y quizá lo mejor para tí sea otro enfoque.
Eso sí, a mi modo de ver los fondos de reparto siguen limitando nuestras opciones por varios motivos. Lo primero es que no todos los fondos tienen este tipo de clases, lo que reduce las opciones. Además, quizá la cantidad de reparto y la periodicidad no esté a nuestro gusto (este problema también lo tenemos en inversión directa) lo que puede no estar del todo ajustado a nosotros.
Con esto llegamos a la última y mejor opción a mi juicio.
Realizar ventas periódicas y crearte tu propia renta
Volvamos al inicio. Una renta no es un dividendo, una renta es “autopagarnos” con nuestras inversiones, haya beneficios o no. Como en el caso de una cartera de dividendos que pierda dinero en el año teniendo en cuenta el dividendo. Esa cartera ha perdido dinero pero seguimos recibiendo la renta.
Si a este le sumamos la idea de tener la cartera perfecta para nosotros llegamos a la opción ideal a mi modo de ver.
Lo más eficiente es crear la mejor cartera para nosotros, determinar qué renta queremos tener y en qué fechas la queremos cobrar, para posteriormente aplicarlo a nuestra cartera.
Supongamos que tenemos 100.000 € y queremos una renta del 5% anual. Es tan sencillo como programar ventas de nuestra cartera en las fechas concretas (mensual, trimestral, incluso semanal…) dividiendo la cantidad por el número de pagos a realizar.
Y ya está, tan fácil como eso. Ahí tienes tu renta periódica, al igual que con las carteras de dividendos o cualquier otra opción.
La renta es algo que deberá determinar cada persona para encontrar el equilibrio entre crecimiento de capital a largo plazo o generar rentas durante X años antes de consumirlo todo. Son objetivos diferentes para inversores diferentes, pero ambos válidos para este proceso.
En el primer caso debemos tener el foco en que la renta sea inferior al retorno promedio esperado por la cartera a largo plazo, mientras que en el segundo debemos determinar que la cantidad que se consuma anualmente (diferencia entre renta y rendimiento) no sea demasiado grande y así evitar consumirlo antes de lo previsto.
Como ya hemos comentado este cambio en la forma de afrontar la generación de rentas tiene muchos beneficios a largo plazo, pero hay uno que me parece realmente interesante, y es la posibilidad de buscar el máximo beneficio a largo plazo y seguir generando rentas.
Por ejemplo, imagina que crees que los mejores retornos a largo plazo vendrán por las empresas Growth o el Nasdaq. O crees que es la década del mercado asiático. O quizá pienses que es el momento del Value, las materias primas o de la inversión en energías limpias. Si quieres generar rentas desde el enfoque tradicional no podrás invertir en estas temáticas y beneficiarte de sus rendimientos. Con este enfoque sí puedes.
Esto te permitirá obtener rendimientos superiores a largo plazo, lo que es mayor renta actual y a largo plazo mayor renta futura. Todo ventajas.
En definitiva, con este post quiero abrir los ojos a los inversores que únicamente contemplan la posibilidad de invertir en empresas de dividendo con el objetivo de generar rentas.
Hay muchas opciones que te permitirán mejorar tu cartera añadiendo más mercados, productos y alternativas creando rentas más elevadas y estables en el tiempo.