Por regla general los contenidos relacionados con finanzas son un ladrillo. Esto me parece una realidad. Están cargados de tecnicismos, explicaciones teóricas en base a datos pasados y una larga lista de suposiciones que los convierten en realidades poco tangibles. Son, muchas veces, un reto para lo que nos dicta nuestra intuición incluso la lógica más primaria. Por eso hoy quiero plantear una situación, que es más real de lo que parece, que plantea diferentes dilemas y que quizá pueda dar respuesta a uno de los problemas que se plantean hoy en los mercados: El camino, los puentes y la evidencia.
Los puentes, el camino y la evidencia
Imaginemos que todos los días haces la misma ruta en dirección a tu trabajo. Todos los días laborales de tu vida recorriendo el mismo camino, pasando por las mismas rotondas, carreteras y paisajes, llegando siempre a su destino. Como es normal algunos días has sufrido los percances lógicos asociados a conducir a diario, pero siempre sin mayor problema. Nada grave ni fuera de lo normal.
Además, imagina que esta ruta tiene la particularidad de que atraviesa tres puntos clave, digamos, tres puentes diferentes para llegar al destino. Tres momentos en las que cruzas esperando llegar al otro lado sin sufrir ningún percance. Supones que están bien construidos y que no sucederá nada que te ponga en peligro. Confías en que como siempre han funcionado, lo seguirán haciendo. Confías en que el pasado, lo que has hecho siempre sin problemas mayores problemas, funcionará. Haces, en cierta forma, un acto de fe.
Ahora imagina que vuelves a tomar esa ruta tras un tiempo sin cogerla.
Te acercas el primer puente. Al verlo igual que siempre cruzas sin más. Como has hecho siempre. Nada te indica que pueda suceder algo raro. Y efectivamente, no pasada nada.
Te acercas al segundo puente. Lo ves diferente, algo deteriorado, incluso dañado. Como si un un terremoto o algo similar hubiera afectado a la estructura. ¿Qué harías? Date un minuto para pensarlo. Lo más seguro es que cruces si ves a otros coches que lo hacen, así que imaginemos que estás solo en la carretera.
Miras en redes, noticias y demás y ves que, efectivamente, ha pasado algo que ha podido afectar al puente, pero no hay señales claras ni nadie que te diga “no pases”. Nadie te avisa de un posible peligro. Es decisión tuya.
Supongamos que cruzas y al igual que en la primera vez, no pasa nada y llegas al otro lado. Estás más cerca de tu destino.
Te acercas al tercer y último puente. Este sí que está diferente. Está totalmente derruido. Vuelves a informarte como puedes desde el coche pero no encuentras nada que te indique qué ha podido pasar ni que hable del suceso.
¿Qué harías? Vuelve a darte un minuto para pensarlo, aunque te van a sobrar 59 segundos. No importa que durante años hayas cruzado ese puente confiando en que siempre ha funcionado, ¿verdad?. Has visto que algo ha cambiado, te has planteado la situación, la has analizado y has concluido que eso ya no funciona. Simple, fácil y lógico. No hace falta apelar a más razones ni justificarse, simplemente la situación es diferente por lo que las razones pasadas no funcionan.
Y estarás pensando, Dani, ¿para qué me cuentas esta chorrada?
Porque a diario veo gente cruzar el segundo y tercer puente. No en la vida real, pero sí en los mercados financieros. Constantemente.
Son personas que confían en un “backtest” y que repiten como un loro los resultados pasados. Personas que invierten en una cartera modelo solo porque alguien la planteó hace 30 años y confían que nada ha cambiando en ese periodo. Personas que solo miran lo que ha funcionado en el pasado sin levantar la cabeza y mirar al futuro, a la situación actual, para entender en qué situación estamos y así verificar si lo que funcionó en el pasado lo puede seguir haciendo.
Son, en definitiva, personas que no se plantean que puede haber cambiado algo que rompa las reglas de juego, como podría ser un terremoto en el ejemplo de los puentes, que invalide los supuestos y caminos que han funcionado.
Hoy en día tenemos un gran terremoto, que como te habrás imaginado es la situación de la renta fija, que ha podido dañar los pilares de muchas estrategias y supuestos pasados. Veo inversores que se plantean invertir en cartera modelo con pesos muy grandes en renta fija, con diferentes mix entre renta fija de media-larga duración y liquidez que repiten mantras del tipo “esta cartera ha generado un X% a 30 años” como si eso validara que se repetirán en el futuro.
Por favor, miremos el puente. No voy a decir que esté como el tercero del ejemplo, pero desde luego estamos en un punto intermedio entre el segundo y tercero, más cerca de este último.
Aquí vienen algunos tecnicismos de los que os hablaba.
- ¿Cómo va a tener sentido tener un % de la cartera en efectivo puro de forma permanente si la rentabilidad es 0% o incluso negativa? Hace años era rentabilidad sin riesgo, perfecto, tenía sentido. Pero hoy no es así, lo siento, así que será un coste de oportunidad permanente o incluso un coste.
- ¿Cómo vamos a generar a largo plazo el mismo rendimiento con bonos de larga duración? Venimos de un superciclo de bajadas de tipos partiendo de tipos altos y llegando a tipos 0 o negativos. Ese era el camino el día 1, que vendría a ser un puente de primera calidad recién construido. Hoy partimos de deuda con rentabilidades artificialmente bajas y con “perspectivas estructurales” de subidas de tipos, un escenario muy peligroso que vendría a ser un puente casi derruido.
El problema es que para encontrar las repuestas es necesario saber qué preguntas hacernos, y eso es más complicado que cerrar los ojos y cruzar el puente.
Ojo, no quiero que acabes este artículo pensando que la reflexión final es la complicada situación de la renta fija. No, ese no es el tema, también podríamos hablar de otros activos como la renta variable, las valoraciones etc. De hecho el ejemplo sería igual de válido para una cartera ultragrowth con rentabilidades astronómicas en los últimos años.
Con este post quiero instar a los inversores a que reflexionen sobre la situación de cualquier mercado en vez de lanzarse al vacío sin más confiando en el pasado. Quiero que la gente piense y entienda que el pasado no siempre es extrapolable, sobre todo si hay algún suceso de alto impacto o un cambio de paradigma que invalide el pasado como referencia para el futuro, al igual que en el ejemplo de los puentes.