Jesse Felder, inversor, gestor de un multibillion-dollar Hedge Fund, escritor y presentador de un Podcast sobre inversión de altísimo nivel llamado:
SUPERINVESTORSAnd The Art Of Worldly Wisdom
Jesse Felder es un inversor con un análisis realmente preciso que recuerda al todopoderoso Druckenmiller, con una mezcla de Fundamental, Macro y Análisis Técnico.
Las primeras intervenciones que escuché suyas fueron en el programa The Investors Podcast “We study Billioners” y de ahí me fascinó su discurso y su manera de acercarse al mercado.
Jesse además protagonizó un evento que le costó la decisión más difícil de su vida: dejar de trabajar en el multibillion-dollar Hedge Fund que él mismo había co-fundado. Su motivo, no fue que no le gustara lo que hacía, sino que consideró que en aquella época tanto Wall Street como su fondo (por interés del que fue su socio y co-fundador) se llenó de mierd*, según sus palabras literales, en un momento donde la gente creía que ganar un 100% al año era posible como resultado de la “manía” que se convirtió en burbuja de las empresas puntocom.
Desde ese momento en adelante se dedicó a la divulgación formativa de la inversión a través de thefelderreport.com con un éxito que ha situado sus reportes en lo más alto de este dominio.
Hace poco Jesse Felder escribió en su Web, thefelderreport.com, una fantástica explicación sobre la posible burbuja en la inversión pasiva y su extensión a los mercados de valores.
![](https://serenitymarkets.com/wp-content/uploads/2023/08/Jesse-1.jpeg)
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Es importante distinguir entre estos dos términos. Para Jesse, una “burbuja”, como la definió Jeremy Grantham, es un movimiento que aleja las valoraciones del mercado más de dos desviaciones estándar de su promedio a largo plazo. Matemáticamente, un movimiento de esta magnitud solo debería ocurrir alrededor del 5% del tiempo en los mercados.
Una “manía”, por otro lado, se define como entusiasmo excesivo. Sugiere además que una manía en los mercados financieros está marcada por un entusiasmo excesivo que lleva a creer en lo imposible y permite que se forme una burbuja.
Según esa definición de burbuja, está claro que el mercado de valores cumplió este criterio en el año 2000 y lo cumple nuevamente hoy.
Hace veinte años, la manía que llevó los precios al territorio de burbujas era la falsa creencia de que no importaban los precios que pagaban los inversores por las acciones de Internet de rápido crecimiento; mientras compraran antes de que fuera demasiado tarde, sin duda harían una fortuna con el tiempo.
Hoy, la manía que impulsa los precios al territorio de burbujas es la falsa creencia de que no importa el precio que los inversores pagan por las acciones a través de fondos pasivos; Mientras se mantengan, tendrán derecho a la tasa de rendimiento histórica y, si los precios alguna vez disminuyen, siempre volverán a subir. Por supuesto, y probablemente lo más importante, también hay una manía por parte de los gestores centrada en la recompra de acciones basada en la falsa creencia de que lo que es bueno para los accionistas a corto plazo es lo más importante.
La falsa creencia en el año 2000 se desestimó cuando el índice Nasdaq 100 cayó un 80% en solo 30 meses y la mayoría de las acciones puntocom más populares cayeron a cero.
Mi temor es que para que la falsa creencia de hoy sea deshabilitada, puede requerir un descenso mucho más prolongado que cualquiera de los mercados bajistas que hemos presenciado desde el pico de la manía de las puntocom en el que los precios dentro de muchos años permanecen por debajo de los máximos de hoy.
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¿Nikkei?
Después de alcanzar el 140% del PIB a principios de 1990, el valor de las acciones japonesas, según lo medido por el índice Nikkei 225, sigue siendo de un tercio más bajo que el pico que alcanzó hace casi treinta años (a pesar de que las valoraciones vuelven a esos máximos).
¿Es tan difícil creer que, después de que el mercado de valores de EE. UU. Alcance el 140% del PIB este año, el S&P 500 podría sufrir un destino similar? Por supuesto que sí, estamos en medio de otra manía y solo hay espacio para creer en lo imposible.
Desde mi punto de vista, una interesante visión de este particular, que deberíamos tener en cuenta aquellos que nos gusta, entre otras, la inversión pasiva.