Ziygmunt Bauman, sociólogo polaco, una de las grandes mentes del siglo XX, definió a las sociedades postmodernas como la sociedad líquida, una sociedad en la que las formas y las estructuras no se mantienen durante muchos tiempo en una forma determinada, como sucede con los cuerpos líquidos frente a los sólidos.
En esta sociedad líquida pasa a ser tremendamente importante vivir en la incertidumbre mientras la capacidad de adaptación a los cambios y de actualización frente a los mismos marca la diferencia entre aquellos que pueden liderar esta nueva forma de vida y aquellos que se verán sobrepasados por ella.
Las ideas de Bauman se dieron a conocer a partir del año 2000 y la publicación del libro Modernidad líquida, para ser ampliadas en: Amor líquido (2003), Vida líquida (2005) y Tiempos líquidos: vivir una época de incertidumbre (2007).
Como siempre podemos ver el lado positivo y negativo de este nuevo paradigma social y, mientras Bauman dibuja a veces un retrato pesimista de la misma señalando el individualismo, las relaciones superficiales y la falta de compromiso como problemas, algunos vemos grandes posibilidades antes prohibidas o imposibles en las nuevas formas de familia, la posibilidad de cambiar cuando uno se ha equivocado y la idea de que ningún trabajo es ya para toda la vida.
Este nuevo modelo, que supondrá como es natural pérdidas y ganancias, nos proporciona en todo caso mayores cotas de libertad y nuevas posibilidades de desarrollo personal frente a una rutina de relaciones y trabajo que muchas veces solo sirvió para encorsetar y ahogar los anhelos más profundos del hombre, y nos sitúa, al igual que el ser de Heidegger, frente a un nuevo abismo, frente al reto de encontrar nuestra propia expresión vital y personal, aquella que es solo y genuinamente nuestra.
La finanzas líquidas. Los nuevos paradigmas.
En todo caso, y como no podia ser de otra manera, estas nuevas formas sociales llegan a todas las áreas de la vida y también a las finanzas, provocando a mi parecer varios cambios que se acentuarán en el futuro y que serán la base de un nueva forma de hacer y pensar las finanzas.
1- Los viejos esquemas bancarios desaparecerán.
Las estructuras rígidas de unos bancos omnipotentes gobernantes del área financiera de la sociedad será ya cosa del pasado. De hecho ya estamos asistiendo a este cambio con la caída de las viejas estructuras bancarias que están dando paso a diversos modelos totalmente novedosos que irán desarrollándose e imponiéndose.
Créditos a través de nuevos tipo de empresas a las que se accede por internet o el móvil,
Bancos por internet que son meras plataformas de producto que lejos de vender sus propias soluciones dan acceso al inversor a una gama más amplia y limpia de productos y en las que el cliente elige lo que le conviene.
Auge y consolidación de las criptomonedas que convivirán como medios de pago con las formas que conocemos actualmente.
Nuevas fórmulas de manejar la información contractual y contable a través de la tecnología del blockchain
Y por supuesto atomización y aumento de la competencia que revertirá en productos y servicios más baratos y accesibles para el consumidor.
2-Los viejos modelos de gestión son superados.
Los viejos modelos de gestión patrimonial que han convivido con nosotros durante años basados en esquemas muy definidos tanto de asset allocation como de filosofía de actuación dejan paso a modelos más maleables y rentables en la nueva sociedad líquida.
La vieja y obsoleta diferenciación entre filosofías de inversión que parecían irreconciliable como value, growth o momentum y en las que sus defensores y detractores se trataban como enemigos, dan paso a modelos combinados mucho más rentables y que son capaces de extraer lo mejor de cada visión, como los que aplican ya hoy en día Cliff Asness o David Tepper
En España podemos observar como aun tenemos por un lado gestores con nombres muy conocidos anclados en viejos paradigmas pero cuyos resultados ya no son los que fueron y, por otro, nuevas formas de hacer las cosas capaces de proporcionar rentabilidades muy por encima de lo esperado.
Junto con estas filosofías, mueren también las viejas formas de inversión de buy&hold tradicional dando paso a nuevas fórmulas como las estrategias long/short, trading cuantitativo, o retorno absoluto aplicadas por Joel Geenblatt o Stanley Druckenmiller y teorizadas por j. Piotroski y otros.
Junto con estos modelos muere también el tradicional asset allocation basado en proporciones de renta variable y renta fija estandarizados para dar paso a nuevas fórmulas que utilizan medidas diferentes para el control del riesgo y la volatilidad proporcionando la posibilidad de obtener más rentabilidad y seguridad a los inversores.
Sin embargo todo ello requiere de un mayor conocimiento y estudio, y de una actualización de modelos que no todos los actores del mercado están dispuestos a realizar.
3-La tecnología impone el háztelo tu mismo.
La tecnología, el acceso a la información y, sobre todo, el acceso a la formación a través de internet de formas hasta ahora impensables, potencia el háztelo tu mismo en todas las áreas de la vida y también en la finanzas.
Esto cambios ponen al alcance del inversor medio herramientas antes impensable, como zonavalue.com, que lo convierten en un actor del mercado al mismo nivel que los grandes bancos e inversores.
Los brokers on line completan una fórmula que, bien usada, concede a los inversores cotas de autonomía y libertad no alcanzadas hasta ahora en el mundo financiero.
4- Se impone la visión líquida de los productos financieros.
La visión liquida se impone también en el uso de productos financieros y, mientras los viejos paradigmas ensalzan unos productos frente a otros provocando competición entre ellos, recelos y controversias, la nueva sociedad utiliza cada uno según sus características en beneficio de un inversor sin prejuicios, que busca aumentar la rentabilidad y seguridad global de los portfolios, sin denigrar ningún camino y conociéndolos todos.
Las acciones y fondos de inversión dejan de ser el único camino y aparecen en escena los ETF, CFD, opciones, etc, en sus diversas formas, modelos y usos. Ningún producto es sentenciado y todos son utilizados en su justa medida, necesidad y proporción.
Estos son algunos cambios que ya están aquí y se irán acentuando en los próximos años pues, como en todo cambio de paradigma, y tal y como ya apuntó Kuhn en “La estructura de las revoluciones científicas” (Thomas Kuhn, 1962), un mundo muere y otro está naciendo.
Aquellos que abrazan los cambios y están dispuestos a adaptarse tendrán ventaja e incluso podrán liderar los nuevos tiempos. Lo que se queden anclados perderán seguro la oportunidad de beneficiarse de los nuevos modelos. ¿habría sido inteligente invertir en herraduras y nuevas herrerías en los años 20? Estoy convencido que muchos lo hicieron.
En todo caso el debate está abierto, pues estos serán solo algunos de los cambios que veremos y quizá su dirección e intensidad acabe sorprendiéndonos a todos.