La inversión en acciones es una excelente manera de crear riqueza aprovechando el poder de crecimiento de las empresas. Las acciones son sólo el activo de renta variable más conocido, pero además de acciones, podemos encontrar en el mercado otros tipos de inversión con similares características. Vamos a ver qué es la renta variable y sus principales activos de inversión.
Definición de renta variable
Los activos de renta variable son aquellos cuya rentabilidad es imprevisible en el momento de la inversión, ya que, como su nombre indica, la rentabilidad variará en función de las condiciones del mercado. En la renta variable, no es posible estar seguro de la rentabilidad que se obtendrá en una determinada inversión, a diferencia de la renta fija, donde el beneficio que obtendremos está fijado con antelación.
Cuando compramos una acción de una determinada empresa sabemos que podremos obtener rentabilidad gracias a los beneficios que la empresa sea capaz de generar, pero no conocemos exactamente la cuantía de esos beneficios. Esto significa que es imposible predecirlos con exactitud, ya que las circunstancias del mercado pueden cambiar, no solo respecto a que la empresa en cuestión no sea capaz de generar los beneficios que habíamos anticipado, sino que el mercado puede estar dispuesto pagar menos por los títulos, devaluando el precio de nuestras acciones.
Esta es la característica principal de la renta variable, la imprevisibilidad de las rentabilidades. Es decir, no se puede saber con certeza cuál será la ganancia que obtendremos hasta que no hayamos vendido definitivamente la inversión.
Esto quiere decir que la Renta variable es muy volátil, ya que los cambios en el mercado pueden traer grandes ganancias o pérdidas. Entre algunos factores que afectan al mercado y, por tanto, a los activos de renta variable, podemos destacar los tipo de interés, la situación económica, la regulación o los cambios políticos.
Ejemplos de renta variable
Existen diferentes tipos de activos de renta variable para invertir, cada uno con unas características concretas, tanto de riesgo asumido, como de liquidez y rentabilidad esperada. Vamos a hacer un repaso de las principales categorías, desde las acciones a derivados y divisas. Además de estas podemos encontrar otros muchos activos que comparten las mismas características que las descritas aquí, un perfil de riesgo más elevado que la renta fija y una mayor volatilidad:
Acciones
Las acciones son la categoría de activo de renta variable más conocido. Cuando compramos una acción estamos comprando una pequeña parte de una empresa, y desde ese momento como accionistas, pasaremos a asumir tanto las pérdidas y como los posibles beneficios que la empresa sea capaz de obtener. Ya sea en forma de dividendos o en forma de revalorización de los títulos.
Fondos cotizados o Exchange Traded Funds (ETF)
Los ETFs, también conocidos como fondos cotizados, son cestas de acciones, que a través de una gestión pasiva replican la composición de un determinado índice, como el Ibex35 o el SP500. Estos ETFs también se negocian en la bolsa, como las acciones o los bonos, con lo que podemos comprarlos y venderlos en cualquier momento. El objetivo de los ETFs es ofrecer a los inversores una forma de replicar los principales índices mundiales o sectoriales aun bajo precio y de la forma más eficiente posible.
Opciones
Dentro de la renta variable, también podemos encontrar instrumentos derivados, como las opciones o futuros. Este tipo de Renta Variable es de las más complejas para un inversor promedio, y a la vez que puede ofrecer rentabilidades muy por encima de la media, debido a su apalancamiento, también se pueden asumir importantes pérdidas.
En el caso de las opciones, son contratos donde se representa el derecho a comprar o vender una activo subyacente (una acción, un índice, un bono…) en una fecha futura, a un precio determinado. Este tipo de instrumentos pueden servir como cobertura, para proteger un activo o una cartera completa, o simplemente como un instrumento de inversión apalancada.
Divisas
La inversión en divisas implica intercambios entre pares de monedas. Por lo general, este tipo de producto es utilizado por los inversores para diversificar la cartera, ya que ayudan a proteger los activos de las fluctuaciones de la economía.
Criptomonedas
Esta categoría de inversión es la más reciente en el mercado financiero. Las criptodivisas son monedas virtuales no controladas por los bancos centrales con diferentes características y casos de uso. La más conocida entre ellas es Bitcoin y es posible invertir en estos activos a través de exchanges especializados.
La renta variable puede ayudarnos a obtener rentabilidades importantes para nuestra cartera y nuestro patrimonio, pero al ser un tipo de inversión en el que la volatilidad y el riesgo juega un papel fundamental, es necesario conocer bien el mercado, invertir en buenos activos y tener un horizonte de inversión a largo plazo.