Existen una serie de agencias de calificación crediticia que evalúan la rentabilidad-riesgo de los bonos y su capacidad de solvencia, y en función a estos factores determinan una nota. Los bonos, (sobre los que puedes informarte en profundidad en este articulo), se pueden clasificar en función de la calificación crediticia que tengan, y los bonos de alto rendimiento o high yield son, por lo general, los que se encuentran por debajo de la calificación “BBB” según Standard & Poor’s o “Baa” según Moody’s.
Definición de bonos de alto rendimiento
Las agencias de rating (agencias crediticias) utilizan letras para expresar el rango de calificación que le dan a un bono en función de su riesgo, capacidad de solvencia, rentabilidad, etc… Utilizando “AAA” para marcar la nota más alta y la letra D para la más baja, indicando ésta una situación de impago. Los bonos de alto rendimiento, pueden ser bonos a su vez normales, ya que la palabra “alto rendimiento” no los define como una tipología de bonos, sino, como bonos con una calificación crediticia baja. Bien, entendemos por definición de un bono high yield cuando la calificación crediticia es “BBB” o inferior. Por lo tanto un bono de alto rendimiento es considerado un bono que tiene un grado de solvencia bastante bajo pero que lo compensa con una alta tasa de rentabilidad. Hay una serie de características de los bonos de alto rendimiento que destacan. Los bonos de alto rendimiento se llaman así porque ofrecen mayores cupones a cambio de tener un grado de solvencia bastante bajo, de hecho, necesitan ofrecer esa alta rentabilidad para poder llamar la atención de los inversores, de lo contrario, no se comercializaría con ellos. Hablando de la relación existente entre la rentabilidad y el riesgo, cuanto menor capacidad de solvencia tenga el emisor del bono, más riesgo estará asumiendo el inversor, y es por ello, que las tasas de retorno del bono aumentan, si recordáis: A mayor riesgo, mayor rentabilidad, y viceversa.
Los bonos que están por encima de la calificación “BBB” son también considerados “normales”, pero tienen otro nombre, nos referimos a ellos como “bonos investment grade” o “grado de inversión”. Estos bonos tienen unos tipos de interés más comunes entre los bonos, y sobre todo menores que los high yield. Esto se debe a que los emisores de los mismos tienen mayor capacidad de solvencia y por ello las agencias crediticias les otorgan una nota mayor en la escala crediticia.
Sacamos en conclusión que hay dos clasificaciones principales en la escala de calificación de un bono por la capacidad de solvencia del emisor. El primer rango de clasificación: los bonos “investment grade”, los cuales consiguen una nota entre un baremo de “AAA” y “BBB” o “Baa” (dependiendo de la agencia que los califique) y en el segundo rango de clasificación, encontramos los bonos de alto rendimiento o “high yield” con una nota que abarca desde “BB” hasta el punto más bajo de la clasificación, es por ello que también son conocidos como los “bonos basura”. A continuación os contamos un poco más acerca de estos activos financieros.
¿Qué implican los bonos high yield ?
Invertir dinero en un bono de alto rendimiento implica afrontar unos niveles de riesgo altos, como contrapunto obtienen una rentabilidad algo mayor (que no todo sea malo). Una ventaja que tienen los bonos de alto rendimiento, es que la empresa o el país que los emite con una baja calificación crediticia, puede evolucionar y subir de rango en cuanto a la capacidad de solvencia, lo que haría que el bono se apreciase más. Es decir, si la empresa mejora su calificación, le afecta de manera positiva al bono que emite. Entonces, invertir en bonos de alto rendimiento en momentos previos a que estos se clasifiquen como “investment grade” es una excelente maniobra para gozar de la seguridad de los bonos investment grade con la rentabilidad de un high yield, teniendo en cuenta que no será nada fácil encontrar ese bono que pueda subir de rango en cuanto a la calificación crediticia.
Como sabréis, un bono puede venderse en el mercado secundario antes de que llegue su fecha de vencimiento, y precisamente la facilidad de venta en este tipo de casos no se le adjudica a los bonos high yield. Es un dato importante a tener en cuenta, pues los bonos de alto rendimiento no están demandados de la misma forma que los investment grade y, por lo tanto, no tendremos la misma facilidad para vender el bono.
Una ventaja a considerar, es que los bonos de alto rendimiento tienen una correlación baja respecto a los demás activos de renta fija, como los valores del tesoro o las deudas corporativas de alta calidad. Por lo que incorporar valores de renta fija de alto rendimiento (como son este tipo de bonos) a una cartera de renta fija, puede mejorar la diversificación de la cartera. Y, de hecho, es lo que recomendamos a todo inversor que se considere mínimamente astuto. La diversificación es de vital importancia, y más en el mundo de la inversión.