En el momento “post-covid” en el que nos encontramos, donde la inflación está escalando y las políticas ultra expansivas de los bancos centrales siguen su línea de actuación, es importante que sepamos identificar cuáles son los riesgos que, en el corto plazo fundamentalmente, pueden poner prietas en el camino a la recuperación de los mercados.
Según Diaphanum, que ha señalado cuáles son a su juicio las cinco amenazas que debemos tener en cuenta en esta recta final de 2021, nos encontramos en un escenario de regreso al ciclo expansivo, que se intensificó en el segundo trimestre del año y que ha coincidido con el repunte de la inmunización, la progresiva reapertura económica y unos estímulos históricamente elevados tras la pandemia.
De esta manera, y como ya hemos señalado, la inflación es el primer riesgo notable que debemos tener en cuenta en los mercados. Y es que además de conocer ayer que la inflación de Estados Unidos se posicionaba en un 6,2%, la mayor vista desde hace 30 años, y que en España el último dato de octubre se elevó hasta un 5,5% (algo que no veíamos desde 1992), la preocupación por el IPC también se extiende a lo largo y ancho del globo terráqueo, superando los objetivos de los bancos centrales.
Y es que según la asesoría financiera independiente, existe un riesgo de que esta elevación de precios de cronifique. “La reapertura económica, la menor oferta de materias primas, los cuellos de botella y el efecto de los fuertes estímulos fiscales y monetarios están impulsando al alza el crecimiento de los precios que, en principio se normalizarán en 2022, pero no se puede descartar un efecto de segunda ronda en la inflación, si aparecen presiones salariales como está ocurriendo en EE.UU.”, destacan y recalcan: “Es cierto que la inflación sigue estructuralmente presionada a la baja por la globalización, el impacto tecnológico o el envejecimiento de la población, pero existe el riesgo de una cronificación de precios por encima de la media durante varios años”.
El segundo riesgo que observan desde Diaphanum es el ritmo de la retirada de estímulos monetarios que, con los datos del IPC, corre el riesgo de acelerarse antes de lo previsto. “El ritmo de retirada de estímulos monetarios, especialmente en EE.UU., será uno de los factores más importantes que centrará la atención de los mercados en la recta final del año, en un escenario donde los activos financieros cuentan con unas valoraciones exigentes, apoyados en factores como la normalización del efecto económico de la pandemia, la recuperación del crecimiento, los estímulos monetarios y fiscales y la evolución de los resultados”, indica la empresa asesora.
No podemos olvidar los altos pecios de la energía
Y a la inflación y a la posibilidad de la retirada de estímulos en materia de política monetaria hay que añadirle sin duda la problemática a la que estamos siendo testigos con respeto a los precios de la energía.
Aunque algunos días han descendido de sus máximos de siete años, lo cierto es que estamos viendo cómo commodities fundamentales como el petróleo, el gas y la electricidad se han disparado, con un claro relajo a su vez de nuevo en el IPC.
Y es que ante la gran disciplina y cautela que están siguiendo desde la OPEP y sus aliados en lo que respecta a su medido aumento de la producción que no satisface la demanda mundial, se ha producido un alza de los precios del crudo.
“Igualmente, la escasez de gas natural y los problemas de suministro, sobre todo en Europa, han provocado un repunte de su precio que ha llevado a cierres en algunas industrias y a una subida de la electricidad. Todo lo anterior está relacionado con la falta de inversión en producción de los últimos años en favor de las energías verdes”, aportan desde Diaphanum.
En relación a la falta de coberturas de demanda, también se observa un cuarto riesgo a corto plazo, en este casi de los suministros, como pueden ser por ejemplo la escasez de chips.
“Los cuellos de botella que se está viviendo en el suministro de determinados componentes ante la fuerte reactivación de la demanda pueden provocar una prolongación de los altos niveles de los precios, siendo el más notable la escasez de chips, con lo que hasta que se normalice va a ejercer presión sobre los precios, aunque es probable que remita. Se está poniendo de manifiesto las debilidades de la fuerte deslocalización que se ha producido en las últimas décadas”, recalcan los expertos en su comunicado.
El último riesgo, pero no por ello menos importante, está íntegramente relacionado con la economía real, relativo concretamente a los salarios y al desajuste entre la oferta y la demanda.
“Una de las cuestiones más preocupantes en el entorno actual de los mercados tiene relación con los salarios, por el desajuste entre oferta y demanda, ya que va a determinar la duración del proceso inflacionista”, reflexionan desde Diaphanum, que adjuntan: “Antes de la pandemia, aunque la mayoría de las grandes economías estaban casi en situación de pleno empleo, no había demandas de subidas salariales, mientras que en esta recuperación se están produciendo subidas de sueldos no vistas en décadas. Si se produce una espiral de salarios, los bancos centrales se verán obligados a retirar las compras de bonos y subir los tipos de intervención antes de lo previsto”.
Esther Bourgeois