No hace falta estar demasiado informado para imaginar que ninguno de los activos europeos, goza precisamente, del favor de los grandes inversores.
La guerra de Ucrania y la crisis energética que ha causado en la zona euro, es una de las razones. La electricidad y el gas no paran de subir, amenazando con una recesión muy dura en Europa. Una recesión combinada con inflación muy alta. En suma un proceso de estanflación de los duros.
Por esta causa, mientras que en el resto de países se dan previsiones de que la inflación está tocando techo y se esperan caídas, en Europa seguimos teniendo previsiones de inflación al alza. Esto es grave y preocupa, como no puede ser de otra manera, a los grandes inversores.
Vean este muy inquietante gráfico de JP Morgan.
Pues ya ven. las previsiones de IPC europeo justo al revés.
Y claro en consonancia con esta cuestión, las previsiones para el BCE son contrarias para los demás. Es decir, seguirá subiendo tipos más tiempo. También influye en esto su euroesclerosis habitual y la lentitud extrema y falta de cintura que habitualmente le caracteriza.
En este gráfico está bien claro:
El BCE al revés de los demás para el año que viene.
El euro luchando contra la paridad tanto con el dólar como con el franco suizo es una fiel muestra de que los inversores no quieren Europa.
Pero vamos a verlo desde un punto de vista más científico.
Vean este gráfico de Vanda Research.
La línea azul del gráfico equivaldría a ventas del “pack” europeo, es decir, venta de euros, de bonos, de acciones, en general de activos europeos.
Las ventas van muy subidas de tono. Es el mayor nivel desde la gran crisis financiera del 2008. Algunos analistas se preguntaban esta mañana al ver este gráfico, si no sería momento, por ley de sentimiento contrario, de pensar en comprar activos europeos. Da bastante miedo desde luego, hacer eso, por el momento, pero ahí quedan los datos.
José Luis Cárpatos