Hay muchas razones por las que podría querer valorar una empresa tecnológica, pero en este caso nos centraremos en el interés por conocer el valor desde un punto de vista de inversión. Esta guía ofrece una introducción sobre cómo valorar una empresa tecnológica, explorando los factores relevantes a tener en cuenta y algunos de los métodos de valoración que podría utilizar.
Sea cual sea el método de valoración que se utilice para valorar una empresa tecnológica, es importante tener en cuenta el panorama general para llegar a la cifra final.
Una empresa de asesoramiento independiente no se limitará a un simple cálculo para decidir el valor de una empresa. A menudo se utilizan varios métodos diferentes para comparar las cifras. La valoración final se ajustará para tener en cuenta factores como las condiciones del mercado y la antigüedad y los activos de la empresa. Además de que la experiencia del equipo asesor en el análisis de empresas tecnológicas aportará un grado de validación superior al que inversores noveles pudieran rozar, pues la experiencia aporta un sentido más allá de la pura cuantificación objetiva de la valoración de empresas tecnológicas que en ocasiones será incluso más importante.
Además, en el entorno actual de descrédito tecnológico, es aún más importante si cabe contar con un análisis adecuado. La tecnología es la fuente de la futura deflación, pues la innovación tecnológica es propensa a reducir los precios de los bienes y servicios que produce, además de que el progreso es quien azota a los preceptos establecidos. Pero es cierto también que la tecnología se enfrente a muchas reticencias, costosas implantaciones, barreras de entrada, transformación digital y otros escollos que no aportan sino complejos e irracionales decalajes entre valor de las empresas que la desarrollan y precio al que cotizan.
Ahí, sin embargo, radica la ventaja para el inversor en tecnología, y la fuente de oportunidades de inversión.
Factores que afectan al proceso de valoración de una empresa tecnológica
Valorar una empresa tecnológica es un proceso complejo. Además de los retos a los que normalmente se enfrenta cualquier valoración de empresas, las empresas tecnológicas en particular son notoriamente difíciles de valorar por una serie de razones.
En primer lugar, estas organizaciones suelen experimentar períodos de rápido crecimiento, lo que hace difícil proyectar los beneficios con certeza, particularmente en cuanto a los modelos de valoración objetiva (tales como el Descuento de FCF o el Projected FCF -cálculo del Valor Intrínseco-, que requieren de una proyección clara del crecimiento esperado). Los modelos de negocio utilizados por las empresas tecnológicas también pueden dificultar la determinación de la evolución de los ingresos en el futuro, ya que los modelos de software como servicio (SaaS) y los basados en la suscripción plantean sus propios problemas de valoración.
En algunos casos, las empresas pueden valorarse comparándolas con otras empresas similares utilizando métodos de valoración relativa; sin embargo, si la empresa tecnológica vende un producto o servicio totalmente nuevo, podría no haber ningún punto de comparación para trabajar, ya que la comparación no sería homogénea. Operar en un mercado nuevo o en desarrollo también significa que hay pocos datos en los que basar las proyecciones de crecimiento del negocio.
A pesar de las complejidades añadidas, es posible llegar a una valoración en la que puedan confiar los posibles inversores y compradores. A continuación, hemos resumido algunas de las consideraciones más importantes a tener en cuenta como parte del proceso de valoración de una empresa tecnológica.
La edad de la empresa
Este factor ha desempeñado tradicionalmente un papel importante en el proceso de valoración, pero es especialmente relevante en el sector tecnológico. Las empresas tecnológicas de nueva creación suelen atravesar períodos de crecimiento repentino a medida que la conciencia despega, pero también es muy probable que este tipo de empresas fracasen en poco tiempo: el alto grado de incertidumbre y riesgo que conllevan las empresas tecnológicas jóvenes hace que sea difícil establecer una valoración fiable. Especialmente debido a que la mayoría de estas empresas no tienen una sólida base de negocio recurrente, sino que toda su apuesta se basa en el desarrollo de ese producto que pueda convertirla en un unicornio, o morir en el intento.
Por ello, el valor de las empresas tecnológicas de nueva creación puede cambiar de forma significativa en un corto espacio de tiempo. En 1999, Larry Page y Sergey Brin ofrecieron vender Google a un motor de búsqueda rival por 750.000 dólares; pocos años después, cuando la empresa salió a bolsa, estaba valorada en 23.000 millones de dólares.
Aunque el potencial de volatilidad dificulta el proceso de valoración, no es raro que las nuevas empresas tecnológicas reciban valoraciones altísimas (a menudo, esto se basa en comparaciones con empresas emergentes similares que experimentaron niveles de crecimiento equivalentes en los últimos años). Es más, con mayores recompensas potenciales sobre la mesa, el riesgo no desanima necesariamente a los inversores: en el primer semestre de 2021 se invirtieron más de 300.000 millones de dólares en nuevas empresas en todo el mundo, un máximo histórico.
Dicho esto, un negocio de hardware o software bien establecido con un historial demostrable de rentabilidad es una apuesta mucho más segura. En estos casos, la valoración puede calcularse en función de los beneficios anteriores, lo que proporciona a los posibles compradores e inversores una cifra mucho más precisa en la que confiar.
Condiciones del mercado
A la hora de valorar una empresa tecnológica, el enfoque debe adaptarse al mercado en el que opera. La madurez del mercado es un factor importante a tener en cuenta. Una empresa asesora podría aumentar su valoración si la empresa tiene una parte considerable de un mercado joven y emergente, sobre todo si los datos generales del mercado apuntan a un crecimiento significativo en un futuro próximo.
En los casos en los que el mercado está todavía en su fase de introducción o crecimiento, la clave es establecer la penetración actual de la empresa en el mercado y, a continuación, estimar el tamaño potencial del mercado dentro de unos años (teniendo en cuenta el tiempo que puede pasar antes de que el crecimiento se ralentice y el mercado se estabilice). A partir de esta información, se puede estimar el volumen de ingresos que podría obtener la empresa si mantiene su actual cuota de mercado y tenerlo en cuenta en la valoración. Lo que no deja de ser una estimación de crecimiento francamente difícil de acertar.
Consideraciones sobre el modelo de negocio y el software frente al hardware
¿Vende la empresa software o hardware? ¿Y cómo monetizar sus productos? Estas son dos preguntas clave que hay que plantear como parte de la valoración de una empresa tecnológica.
Con unos márgenes más altos y una menor inversión necesaria, las empresas de software tienen una mayor propensión al crecimiento rápido que sus homólogas de hardware: al analizar las empresas de más rápido crecimiento del sector tecnológico norteamericano, Deloitte’s 2020 Tech Fast 500 descubrió que el 71% de ellas eran de software. Por ello, a menudo se oye hablar de que las empresas de software reciben valoraciones más altas. Las empresas de hardware con amplias instalaciones y recursos son una excepción, ya que sus activos se tienen en cuenta en el proceso de valoración (más información sobre esto a continuación).
Cuando se valora una empresa tecnológica establecida con una cantidad decente de datos financieros históricos, se suelen utilizar métodos basados en los ingresos, como el múltiplo de los beneficios. Este es el caso de la mayoría de los modelos de negocio, ya sea que la empresa venda directamente o a través de intermediarios, en línea o fuera de línea. Las empresas tecnológicas basadas en SaaS y en suscripciones también se valoran en función de los ingresos anteriores y esperados, siempre que sea posible, pero el proceso de valoración puede centrarse además en parámetros como el valor de vida del cliente (CLV) y el coste de adquisición del cliente (CAC).
Activos tangibles
El valor de los activos tangibles de una empresa suele considerarse como parte del proceso de valoración. En este caso, nos referimos a los activos físicos, como las existencias, los edificios, los vehículos, los equipos, las inversiones y el dinero.
Cierto es, sin embargo, que una empresa industrial rica en efectivo, con muchas plantas de fabricación, flotas de transportes y mucho I+D, tiene muchos activos intangibles; mientras que una empresa tecnológica de software que venda un producto SaaS no tiene a penas activos tangibles, sino intangibles.
Los activos tangibles se valoran por medio de ratios que contemplan resultados respecto de activos tangibles. Un ejemplo es el Rendimiento de Capital o ROIC, resulta de aplicar la siguiente fórmula:
EBIT / (Capital de explotación neto + activo fijo neto)
El Rendimiento de Capital por tanto se mide calculando el ratio entre el beneficio antes de intereses e impuestos (EBIT) y lo llamado activo neto tangible (Capital de explotación neto + activo fijo neto).
Toda empresa necesita de capital de explotación y activos fijos para desempeñar su actividad, si comparamos el beneficio antes de intereses e impuestos con estas partidas, podremos averiguar si la empresa rinde mucho dedicando poco esfuerzo en capital tangible.
Activos intangibles
Los activos intangibles, como la propiedad intelectual, la reputación de la marca y la fidelidad de los clientes, pueden ser igualmente importantes a la hora de determinar el valor de una empresa tecnológica. Volviendo al ejemplo anterior, podría darse el caso de que las marcas comerciales y las patentes de software de la empresa de ciberseguridad se valoren más que todos los activos físicos que posee el fabricante de semiconductores.
El contexto de la valoración
Como en cualquier tipo de negocio, el contexto en el que se produce la valoración de la empresa es vital. La misma empresa tecnológica podría recibir valoraciones completamente diferentes en función de su posición actual; por ejemplo, es probable que una empresa de gran crecimiento que busque inversiones adicionales sea considerada más favorable en términos de valoración que si fuera comprada por su principal competidor.
Métodos de valoración de empresas tecnológicas
Ahora que hemos explorado algunos de los principales factores a tener en cuenta, esta sección le presenta algunos de los cálculos y métodos que podría utilizar como parte de la valoración de una empresa tecnológica. Desgraciadamente, no hay un enfoque único para este proceso: hay que adaptar la técnica a las circunstancias específicas de la empresa en cuestión, y a menudo esto significa combinar varios métodos diferentes.
Múltiplo de beneficios
Los métodos de valoración de empresas tecnológicas que se centran en los beneficios suelen ser los más precisos y fiables para los posibles inversores. El cálculo del múltiplo de las ventas se utiliza habitualmente en los casos en que se dispone de suficientes datos financieros. La idea general es sencilla: se toman las ventas anuales de la empresa y se multiplican por un número determinado (un “múltiplo”) para calcular su valor.
- El primer paso es obtener el dato de las ventas.
- Una vez calculadas las ventas, el siguiente paso es calcular el múltiplo de la ecuación. Los múltiplos son ratios utilizados para comparar un aspecto de la situación financiera de una empresa con otra. Los ratios precio/ventas se utilizan a menudo en la valoración: es el precio de las acciones de una empresa dividido por sus ventas anuales.
- Una vez que hayas calculado este ratio, compáralo con el de otras empresas similares del mismo sector para asegurarte de que estás en la zona correcta (pero debes buscar las cifras que se refieren a tu nicho tecnológico específico).
- Por último, toma el ratio y multiplícalo por las ventas anuales para calcular el valor de la empresa.
Si utilizas el método del múltiplo de las ventas, será porque consideras que las ventas son una partida representativa del crecimiento de una empresa, pues la mayoría de empresas tecnológicas, invierten mucho dinero en desarrollo y los beneficios en sí (EBIT, EBITDA…) llegan más tarde que las ventas al negocio; pues las inversiones y reinversiones se “comen” los beneficios.
Valoración de entrada
El método de valoración de entrada puede ser útil cuando no hay suficientes datos para respaldar los cálculos basados en datos financieros históricos. Esta técnica, aparentemente sencilla, consiste en calcular cuánto costaría poner en marcha un negocio similar y desarrollarlo hasta el mismo punto que el que se intenta valorar.
Por supuesto, la valoración de entrada no está exenta de dificultades. Cada uno de los aspectos de la creación de una empresa debe tenerse en cuenta en el cálculo de los costes, incluyendo:
- El desarrollo y la comercialización de sus productos o servicios;
- El empleo, la formación y el mantenimiento del personal;
- La adquisición de todos sus activos;
- La creación de una base de clientes.
Aunque no es difícil calcular el valor de los activos de una empresa, los costes relacionados con el personal pueden ser difíciles de determinar. En el caso de algunas empresas de software, también puede ser casi imposible calcular con exactitud el precio asociado a la recreación de los productos o servicios de una organización.
Respecto de los múltiplos de valoración objetiva
En este caso, estos métodos de valoración son “poco útiles” pues todos ellos requieren de una estimación del crecimiento de la empresa, y esta estimación tiene, en el caso de ser empresas tecnológicas, un nivel de confianza muy bajo.
En cualquier caso, aquí podéis ver más en detalle en qué consisten estos métodos alternativos.