Los ratios son indicadores clave que proporcionan información crucial sobre la situación de un fondo de inversión, lo que nos permite seleccionar la opción más adecuada según nuestras necesidades financieras y nuestro nivel de tolerancia al riesgo teniendo en cuenta la evolución y métricas del fondo en cuestión.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que en general los ratios reflejan únicamente el rendimiento pasado y no consideran aspectos cualitativos e intangibles, como pueden ser la filosofía de inversión o la calidad del equipo gestor, que a mi modo de ver tiene mayor valor predictivo.
Por lo tanto, es esencial utilizar los ratios como una guía, combinándolos siempre con otros factores para determinar, no sólo si un fondo es bueno, si realmente se ajusta a nuestros objetivos y preferencias. Dicho esto, veamos los ratios y métricas básicas más utilizadas para evaluar un fondo de inversión por los inversores, son la Rentabilidad, Volatilidad, Máxima Caída, Beta y Alfa.
Lo haremos de forma conceptual y explicando en qué consiste y cómo interpretar el dato, tratando de evitar las fórmulas y conceptos técnicos. Empecemos por los ratios y métricas
más básicas.
Rentabilidad absoluta y relativa
No es un ratio en sí, pero supone un dato clave a tener en cuenta antes de ponernos con los ratios más importantes y que para muchos inversores es el primer corte a la hora de analizar un fondo.
El primer dato que suelen mirar los inversores es la rentabilidad. Este indicador refleja simplemente el incremento en el valor de un fondo de inversión desde su inicio, exactamente igual al comportamiento de las acciones en el mercado bursátil.
Sin embargo, es un error muy común asumir que una rentabilidad media anual “X”, automáticamente convierte a un fondo en una opción sólida. Nada más lejos de la realidad,
esta métrica puede ser engañosa si no se contextualiza y se relaciona con otros ratios. Sé que es fácil dejarse impresionar por un fondo que viene de años rentables, pero debemos evaluar muchas más cosas para determinar si es buen fondo (pese a ser rentable) y si encaja en nuestras necesidades.
¿Por qué es esto importante? Imaginemos un fondo de inversión en renta variable estadounidense que ha logrado una rentabilidad media anual del 10% en la última década.
Sin embargo, al analizar fondos comparables, índices de referencia y la categoría a la que pertenece el fondo, descubrimos que otros han obtenido rentabilidades superiores y además, con una menor volatilidad.
Lo que a primera vista parecían rentabilidades atractivas han acabado siendo las rentabilidades propias de un mal fondo en un buen mercado. Por lo tanto, la rentabilidad por
sí sola no proporciona información relevante sobre un fondo de inversión.
Así que el primer paso es dejar de mirar la rentabilidad como eje fundamental a la hora de valorar un fondo, especialmente la rentabilidad en términos absolutos, siendo mucho más
interesante valorarlo en relativo respecto a un mercado, índice de referencia o contra otros productos similares.
Volatilidad
La volatilidad es la medida de referencia para referirnos al riesgo de un fondo de inversión, mercado o tipo de activo. Básicamente es una métrica que indica la desviación típica de la
evolución de un fondo, midiendo cómo de fuerte puede ser la dispersión entre los resultados del fondo. Una volatilidad baja sugiere una menor variación en la evolución y, por ende, un
riesgo más bajo, mientras que una volatilidad alta implica lo contrario.
Pero, ¿una volatilidad del 15 es mucho o es poco? La respuesta depende del tipo de fondo de inversión. No es igual comparar un fondo de renta variable con uno mixto o de renta fija, o considerar si invierte en países emergentes o desarrollados, en empresas pequeñas o grandes. Lo mismo con el periodo analizado, ya que hay años más tranquilos con volatilidades medias bajas, mientras que otros (como fue 2022) presentan movimientos más fuertes, y por tanto mayor volatilidad media.
Los datos de volatilidad que podemos encontrar en diferentes páginas de inversión suelen ser la media a 3 o 5 años y es importante comparar contra la volatilidad promedio del mercado o de otros productos comparables. Esto nos servirá para valorar diferentes alternativas y ver poder priorizar aquellas que se ajusten mejor a nuestro perfil.
Por otro lado, creo que la volatilidad conlleva un problema fundamental, y es que los inversores no son capaces de trasladar una volatilidad concreta a un riesgo o una caída máxima concreta en su fondo o cartera. En este sentido, el siguiente ratio es mucho más revelador.
Máxima caída (Máximo Drawdown)
Es la máxima caída que ha sufrido un fondo de inversión desde su último máximo hasta el punto mínimo. Este ratio me encanta porque es mucho más visual como referencia del
riesgo que la volatilidad. Decirle a un inversor que un fondo tiene una volatilidad del 16% es una cosa, pero decirle que ha sufrido una caída del -50% desde su máximo puede ofrecerle una visión más clara del riesgo asociado al fondo. Todavía más si es un fondo con amplio histórico y podemos mostrar las 3 o 4 máximas caídas en diferentes ciclos de mercado.
Es importante tener en cuenta que la máxima caída refleja eventos pasados y, como tal, la próxima caída podría ser menor o mayor. De hecho siempre podemos esperar que en algún momento venga algo peor. Este es un ratio que mide muy bien el riesgo de un fondo de inversión, ya que nos permite observar cómo ha evolucionado el fondo en sus diferentes caídas y lo que ha tenido que
soportar por el camino hasta su situación actual.
Por cierto, no confundir con la máxima caída registrada en cierres anuales. Este es un error muy típico de inversores que miran el dato de cierre anual de un fondo buscando sus peores años. Puedes tener un fondo que nunca haya tenido un año en negativo pero que haya sufrido máximas caídas de -30% por el camino. No los confundas, la máxima caída es el verdadero reflejo del riesgo que soportarás por el camino.
Ratio de Sharpe
El ratio de Sharpe es uno de los ratios más famosos. Su objetivo es poner en relación la rentabilidad obtenida (por encima de la tasa libre de riesgo) y el riesgo (medido por la volatilidad) que soporta un fondo de inversión, lo que nos dice qué rentabilidad obtenemos por cada unidad de riesgo soportada.
Por tanto en igualdad de condiciones los inversores preferirán fondos que sean capaces de generar más rentabilidad con el mismo riesgo, o la misma rentabilidad con menor riesgo. El mundo ideal es más rentabilidad y menos riesgo, pero esto es poco común.
Así que este ratio es comparativo por excelencia ya que nos permite unificar la relación rentabilidad-riesgos de fondos que tienen diferentes métricas. Esto es importante ya que en
igualdad de condiciones es fácil decidir qué fondo se prefiere, pero cuando valoramos rentabilidades y riesgos diferentes ya no es tan fácil ver a simple vista qué fondo es más eficiente.
En cambio, uno de los fallos que cometen muchos inversores es comparar Sharpes de fondos que invierten en mercados diferentes. No tiene comparar un fondo de renta fija con uno de renta variable, o un fondo de renta variable de Estados Unidos con uno de Japón. Es fundamental comparar fondos que tengan aspectos comunes.
En general todos los inversores deberían usar este ratio para ser eficientes dentro de su perfil, pero especialmente aquellos más defensivos para así tratar de ajustar la curva de relación rentabilidad-riesgo lo máximo posible dentro de lo que permita tu perfil.
Beta
La Beta es uno de esos ratios que se usa mucho pero que tiene una interpretación algo más compleja, especialmente en fondos muy activos o que se diferencian del mercado.
La explicación sencilla es que la Beta nos dirá qué hará, en promedio, un fondo respecto a lo que haga su índice de referencia. Creo que esto se ve mejor con un ejemplo con 3 escenarios:
● Si la Beta es menor que 1, el fondo de inversión contraerá el movimiento de su índice. Por ejemplo, si la beta es de 0,75 y el mercado cae un 10%, el fondo caerá un 7,5% en promedio.
● Si la Beta es igual a 1, el movimiento del fondo de inversión será exactamente igual que su índice y por lo tanto tendrá la misma oscilación.
● Si la Beta es mayor que 1, el fondo de inversión expandirá el movimiento del mercado. Por ejemplo, si la beta es de 1,3 y el mercado cae un 10%, el fondo caerá un 13%.
Por lo tanto, la Beta mide la capacidad que tiene un fondo de inversión de amplificar o reducir los movimientos del mercado tanto al alza como a la baja.
Esto será útil para aquellos inversores que busquen productos que expandan o contraigan los movimientos del mercado. En general un inversor más agresivo o que esté positivo a corto plazo con los mercados priorizará fondos con Betas superiores a 1, mientras que los inversores más defensivos que busquen protegerse a corto plazo deberían buscar Beta inferiores.
El problema es que en la práctica la beta no se ajusta muy bien al comportamiento de los fondos ya que los fondos generan descorrelación (especialmente si son fondos activos) y acabarán diferenciándose del mercado gracias al Alfa (que veremos ahora).
Por tanto es relativamente común ver fondos con Beta de 1 o menos… pero que luego sí son más volátiles o presentan mayor máxima caída que el mercado. Además las la beta puede cambiar en el futuro… no es un dato fijo. Así que ten cuidado con este ratio ya que puede inducir a errores al ser algo complejo de interpretar.
Alfa
El Alfa (o Alpha) es posiblemente el ratio más famoso y utilizado por los inversores activos y en resumen nos ayuda a saber si un gestor ha sido capaz de generar valor por encima del mercado teniendo en cuenta el riesgo soportado respecto a su mercado (medido por la beta).
● Un Alfa positivo (superior a 0) indica que el rendimiento real obtenido ha excedido el rendimiento esperado. Por ejemplo, y haciendo un caso simplificado, si la Beta es
de 1.3 y el mercado aumenta un +10%, se esperaría que el fondo crezca un +13% según su Beta. En cambio, si logra alcanzar un +15%, ha generado un rendimiento superior al previsto, obteniendo así un Alfa positivo. Esto implica que, incluso si el mercado se mantiene estable, el fondo puede generar rendimientos positivos adicionales.
● Un Alfa negativo (inferior a 0) señala que el rendimiento efectivo de la inversión ha sido menor que el esperado. En el mismo ejemplo, si el fondo logra un +11% con una Beta de 1.3 mientras el mercado sube un +10%, no habrá logrado superar el rendimiento del mercado.
En resumen, un Alfa positivo o negativo indica una gestión exitosa o deficiente del fondo en un periodo determinado teniendo en cuenta la relación entre la rentabilidad obtenida y el riesgo de mercado soportado. Este indicador se considera crucial para evaluar la calidad de un fondo de inversión.
Como detalle, muchos inversores consideran que ganar más que el mercado significa tener un Alfa Positivo, y esto es falso. Por ejemplo muchos gestores arriesgados que ganan un poco más que el índice pero asumiendo muchísimo más riesgo, lo que les lleva a un Alfa negativo.
Siempre es preferible fondos con Alfas positivos ya que significa que generan valor por encima del mercado, preferiblemente mirando el ratio a los plazos más largos posibles.
Espero que este breve repaso te haya dado una visión más amplia, especialmente si eres de los que pone el foco en la rentabilidad como única (o principal) medida para evaluar lo bueno o malo que es un fondo. Es necesario analizar los datos desde más ángulos para así entender si es un producto que encaje en lo que necesitamos, y según si es un buen producto respecto a otras alternativas. Ambos puntos son clave y debemos analizar el fondo para conseguir que sea el mejor para nosotros, y el mejor de entre el tipo de fondo que necesitamos.
Esto se puede complementar con muchos más ratios avanzados que veremos en futuros artículos. Si quieres profundizar en análisis de fondos y ratios te pueda interesar el curso sobre fondos de inversión en el que explicamos todo lo que necesitas saber para invertir con éxito en fondos de inversión